Una de las prácticas de los hinduistas y budistas es hacer meditaciones donde se contemplan las acciones del día a día. Estas consisten en poner tu mente en paz para autoobservarte sin enjuiciarte, sin criticarte, sin rechazarte, solo ver tus acciones y entender lo que hay detrás de ellas.
Y una meditación es la de detectar las mentiras que nos decimos a nosotras mismas.
Ahora ¿de dónde parte esto? Se dice que nuestro hemisferio izquierdo funciona como “intérprete”, lo que significa que para ajustarnos a nuestra identidad con el ego (nuestra realidad) nos contamos historias, en pocas palabras, nos la pasamos mintiéndonos todos los días.
Para explicar esto mejor, te comparto los siguientes ejemplos.
¿Cómo me puedo mentir a mí misma?
Ejemplo 1. Contemplas que te fascina ayudar, en especial a tu familia, sean tus papás, hijos, pareja… En este querer ayudar, porque esa es la intención, sin darte cuenta actúas como metiche, si leíste bien, te metes en la relación de tu hijo con tu nuera, te metes en la relación de tus papás, en la vida de tus hermanos, das tu opinión y consejos no solicitados, cuando en realidad lo que quieres es que sean felices para ya no sufrir o porque al vernos te sientes mal, cuando desde tu perspectiva ellos están sufriendo, en pocas palabras no estas aceptando sus procesos, decisiones ni deseos.
Verdad: Lo haces por ti, no por ellos.
Ejemplo 2. Contemplas que no estás de acuerdo en cómo tu nuera trata o educa a tus nietos, entonces en tu buena intención porque los quieres, te metes, dando tu opinión en como deberían de ser las cosas, cuando en realidad estás rechazando lo que no estás viendo en ti, y es que tu nuera ha despertado en ti, tu herida de injusticia, de abandono, de rechazo, o tal vez hiciste lo mismo en el pasado con tus hijos o quizás de niña te trataban así y siempre te hubiera gustado contestarle a tus padres: “¡Ey! ¡No me gusta cómo me estás hablando ni tratando!”.
Verdad: Al final todo es sobre ti, no sobre tus nietos.
Ejemplo 3. Contemplas que has postergado cortar con tu pareja, ir a tal lugar, iniciar tu negocio o cumplir un sueño, ¿por qué? Porque en tu identidad con el ego, tu mente te convence de que no puedes, que no tienes tal cosa, que aún lo quieres, que como vas a estar sola, que ahorita no es buen momento, etc. Sin importar lo que gustes o mandes decirte, en realidad lo que está sucediendo es que te mueres del miedo por hacer eso, aunque sea algo que desees mucho, el miedo te gana.
Verdad: Entonces te mientes porque es más difícil reconocer que tienes miedo y hacer algo al respecto.
Ejemplo 4. Durante la pandemia posiblemente tuviste que permanecer con un pariente o alguien que no toleras, te mientes a ti misma diciéndote: “Quien tiene que cambiar es la otra persona y no yo”. Cuando en realidad el Universo te está mostrando las cosas que no aceptas de ti misma o que no logras ver en ti.
Verdad: entonces es más fácil convencerte de que tu no eres así, cuando en realidad estás enjuiciando, te mientes a ti misma y te dices: “La culpa es del otro, no mía”.
¡¡¡Ya sé, qué fuerte!!! A lo mejor te preguntas en qué te ayuda conocer las mentiras que te dices. Constantemente recibo esta pregunta de mis bellas clientes, “pero ¿cómo le hago?, ¿cómo me puedo amar más a mí misma?”; bueno, este es un primer gran pasito, el hacerte responsable de ti misma, responsable de tus actos.
Una vez que tomes la parte que te corresponde, verás lo fácil que es activar tu fuerza interior, llevarte mejor contigo y con las demás personas, aceptarte y amarte cada día más.
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